domingo, 28 de noviembre de 2010

Ladrillos ecológicos en Bahía Blanca

Bloques fabricados a partir de materiales usados, naturales o de alta tecnología posibilitan la construcción de viviendas más ecológicas. Ladrillos que reaprovechan la ceniza del carbón, el plástico usado, que convierten la humedad ambiental en agua o que utilizan materiales naturales como el cáñamo o la paja. Diversas empresas, equipos de investigación e iniciativas ecologistas promueven el uso de varios modelos de ladrillos ecológicos. Al utilizarlos, se reduce el gasto en energía y materias primas que requieren los ladrillos convencionales, ayudando así al medio ambiente y a construir casas con propiedades más ecológicas.
Por ALEX FERNÁNDEZ MUERZA – Consumer Eroski -
Cada año, unos 45 millones de toneladas de ceniza procedentes de las centrales térmicas de carbón acaban en la basura. ¿Y si transformamos estos desechos en ladrillos evitando su impacto ambiental? Esta fue la idea del ingeniero civil ya jubilado Henry Liu, mientras trabajaba en 1999 en una de estas centrales.
En la actualidad, Liu preside la empresa Freight Pipeline, que trata de que sus ladrillos ecológicos, a los que ha llamado “Fly-Ash Brick” (en la imagen), se extiendan por todo el mundo. Entre sus ventajas frente a los convencionales, además de su capacidad de valorización de las cenizas, se encuentran sus propiedades: son más ligeros y consumen menos energía al necesitar tan sólo una temperatura de cocción de 60º C (los ladrillos normales requieren hornos que alcancen unos 900º C). Además, son capaces incluso de absorber del aíre pequeñas cantidades del tóxico metal de mercurio.
Por esta buena idea, Liu ha recibido el apoyo de la Fundación Nacional para la Ciencia (NSF) de Estados Unidos y en 2007 logró el premio de los mejores inventos del año de la revista Popular Science.
Iniciativas similares pretenden recuperar otro tipo de residuos como materia prima de ladrillos. El proyecto Sandplast, financiado por el programa Eureka de la Unión Europea (UE), ha reunido a varias empresas y centros tecnológicos de España, Letonia y Lituania para producir materiales de construcción de hormigón sin cemento a partir de residuos poliméricos (plásticos como botellas de plástico o envases de yogur) y rellenos inertes.
Estos ladrillos de “hormigón polimérico” tienen el mismo aspecto que los normales de cemento, pero absorben menos agua, por lo que resisten muy bien las variaciones de temperatura. Sus responsables creen que cuando mejoren su proceso de fabricación serán más económicos que los ladrillos comunes. Por el momento, han utilizado este material para crear pavés de acera y un tipo de hormigón ligero.
Por su parte, el Centro Experimental de la Vivienda Económica de Argentina también ha utilizado el plástico usado, e incluso cáscaras de cacahuete, mezclado con cemento, para elaborar ladrillos y paneles. Según sus impulsores, estos ladrillos presentan una serie de ventajas: son más baratos, resistentes, aislantes y ligeros que los convencionales; no requieren grandes instalaciones; se pueden serrar y clavar con facilidad; y son más ecológicos al ahorrar energía y reciclar materiales.
Algunos investigadores tratan de que estos ladrillos, además de ecológicos, tengan alguna propiedad útil. Por ejemplo, del proyecto “Agua Cero: como sacar agua de las piedras“, impulsado por la Federación Española de Centros Tecnológicos (FEDIT), ha surgido la idea de crear unos ladrillos cuyo material sea capaz de absorber la humedad del ambiente, de manera que mediante un sistema de canalización en las fachadas aprovecharía el agua resultante para sus inquilinos. En el proyecto participan diez centros del FEDIT, y ha ganado el primer premio (10.000 euros) de esta federación.

Ladrillos de cáñamo y paja

Otras iniciativas parten de materiales naturales, más tradicionales, que asumen los principios ecológicos y de construcción bioclimática, y que se han utilizado ya en diversas casas en España. Por ejemplo, en Guadix (Granada), la empresa Cannabric fabrica de forma artesanal ladrillos de cáñamo, cal hidráulica natural y una mezcla de minerales, además de tierra de las cuevas de la zona.
Su responsable, la arquitecta Monika Brümmer, enumera diversas ventajas de estos ladrillos: su resistencia es parecida a los normales, que ganan a estos en la capacidad de regular la temperatura, la humedad ambiental y de aislar los ruidos. Además, los materiales son naturales y no precisan de pesticidas. No obstante, reconoce que son más caros que los convencionales, aunque asegura que su coste se amortiza en pocos años gracias al ahorro de energía que suponen.
Por su parte, la Red de Construcción con Balas de Paja reúne a un grupo de personas que propugnan la creación de viviendas con fardos de este tipo de material. Sus responsables resaltan que se trata de un tipo de construcción mucho más ecológica y económica que las convencionales y que ofrece una alternativa de vivienda digna. La Red sirve de punto de encuentro para personas que quieran construir por sí mismas estas viviendas.
Ladrillos luminosos y de papel
Algunas iniciativas ofrecen modelos sorprendentes. Los “Solar Brick Light” son unos ladrillos tipo baldosa que se iluminan por la noche al recargarse con energía solar. Por ello, pueden ser muy útiles para pavimentar caminos en jardines o entradas en las viviendas. Su precio, unos 32 euros, es algo elevado, pero pueden contribuir al ahorro de energía de forma interesante y ayudar a decorar con estilo.
Por otra parte, el “Newspaper Brick Maker” es un aparato compactador que transforma el papel de periódico en ladrillos. Tras añadir agua y el papel en tiras en su contenedor, su usuario obtendrá un pequeño módulo que puede utilizarse para alimentar una estufa o una barbacoa, o como elemento decorativo.

viernes, 26 de noviembre de 2010

La reducción de residuos solo será posible con un cambio de rumbo del modelo económico

Al concluir la Semana Europea de Reducción de Residuos, Amigos de la Tierra denuncia una vez más el poco o nulo interés por la reducción por parte de los poderes públicos y advierte sobre la necesidad de revertir el modelo económico actual basado en el consumismo, que derrocha recursos naturales escasos en vertederos e incineradoras
La humanidad producirá entre 1990 y 2023 tantos residuos como los que se generaron desde el principio de los tiempos hasta el año 1990. Éste es el resultado de una escalada exponencial en la producción de residuos alimentada por un modelo de consumo incapaz de asumir la dimensión finita del planeta. La realidad demuestra que la producción de residuos crece al mismo tiempo que el producto interior bruto, y que un modelo productivo basado en el crecimiento económico sin límites irremediablemente lleva a desperdiciar, en forma de residuos, recursos naturales escasos. En España sólo la crisis económica ha conseguido detener la producción de residuos en continuo crecimiento anual desde hace décadas, reafirmando el hecho de que la raíz del problema reside en la apuesta por un modelo de crecimiento económico fundado sobre el consumismo. La “incultura” del usar y tirar, el sobre embalaje o la reducción de la vida útil de los bienes son sólo unos ejemplos de un modelo de producción y consumo totalmente erróneo e inasumible en términos de sostenibilidad y de equidad.
En lo que se refiere a la sostenibilidad, este modelo se sustenta en la extracción de recursos naturales que ha pasado de 40 mil millones de toneladas extraídas por la economía mundial en 1980 a más de 60 mil millones en 2010, contabilizando combustibles fósiles, metales, minerales y biomasa. De continuar con la misma tendencia, la cifra alcanzaría 100 mil millones en 2030.
Esta explotación desmesurada es incompatible con la capacidad limitada de los ecosistemas globales para proporcionar recursos naturales y absorber residuos y emisiones. De hecho a fecha de hoy ya sobrepasamos esta capacidad en un 30%. A esto se añade una gestión inadecuada de los residuos producidos, como sucede en España al desperdiciar más de la mitad de los residuos urbanos en vertederos e incineradoras.
Las tímidas propuestas de reducción en España han fracasado por falta de ambición. En parte, debido al poco interés dedicado a la reducción y a una mejor gestión de los residuos por parte de legisladores y administraciones públicas. Se prevé que España seguirá la misma tendencia, un resultado que echa por tierra los objetivos de prevención que pretendían reducir la producción de residuos urbanos per cápita a los niveles de 1996, es decir 1,06 Kg/hab./día.
De estos datos extraemos al menos dos conclusiones:
1.- Las políticas públicas de prevención en la producción de residuos de los últimos 15 años no solo no han funcionado, sino que nunca hubo una intención real de acabar con un problema que supondría atacar el pilar fundamental del modelo de producción: el consumo.
2.- Reducir la producción de residuos combinada con mecanismos de gestión en origen y reciclado constituyen la única alternativa para afrontar el crecimiento en la producción de residuos.
En este contexto, una buena política de residuos es fundamental para cambiar estas tendencias. España está transponiendo la nueva Directiva Marco de Residuos y es una oportunidad única, que no se puede desaprovechar. Para ello, es necesario que la nueva Ley de Residuos resultante de este proceso contemple: objetivos ambiciosos y reales de reducción de residuos año a año; la separación selectiva obligatoria de la materia orgánica en origen para ser gestionada a través de compostaje, la introducción progresiva obligatoria de sistemas de depósito, devolución y retorno para una reducción y reutilización eficaz de envases; la eliminación paulatina de la bolsas comerciales de un solo uso y prohibición de su distribución gratuita, y el abandono de las políticas de incineración, debido a que este sistema de gestión no aprovecha los recursos contenidos en los residuos y desincentiva las medidas de reducción, reutilización y reciclaje.
Para reflejar estos problemas, en el marco de la Semana Europea de Prevención de Residuos, Amigos de la Tierra ha realizado acciones de calle con el fin de atraer la atención de la ciudadanía. En Galicia la acción se ha centrado en la reducción de bolsas de un solo uso, proponiendo a la ciudadanía el cambio de la cultura de usar y tirar a la de la reducción y reutilización. En Baleares se han organizado mesas de debate en torno a los sistemas de Devolución, Depósito y Retorno, destinadas a los responsables políticos de Baleares, concursos de carteles de contrapublicidad, acciones de sensibilización en centros de enseñanza y diferentes acciones de calle. En Madrid, se han sustituido bolsas de plástico por bolsas de tela y al mismo tiempo la ciudadanía ha retirado residuos del planeta Tierra, Por último, en Sevilla se han celebrado mesas de experiencias y de debate y acciones de calle de reducción de residuos y educación ambiental.